Acostarse con la persona equivocada puede generar una agitación emocional que persiste mucho después del encuentro físico. Cuando se comparte intimidad con alguien que no te valora ni te respeta, puedes sentirte vacío, arrepentido o incluso utilizado. Las emociones se entrelazan, y lo que se suponía que sería un momento fugaz de placer puede convertirse en semanas o meses de inseguridad y angustia.
A muchas personas les cuesta separar la intimidad física del apego emocional, lo que dificulta seguir adelante sin sentimientos sin resolver. Más allá del estrés emocional, también hay consecuencias sociales y relacionales.
Si el encuentro fue con alguien que ya tenía una relación, podría provocar una ruptura de confianza, el deterioro de amistades o incluso un drama público. Pueden surgir rumores y juicios de los demás, lo que afecta tu reputación y bienestar mental.
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